La importancia del protector solar facial
La piel de la cara es un indicador de nuestro estado de salud y, además, su apariencia puede tener influencia en nuestra autoestima, ya que el rostro es la parte más visible y expuesta de nuestro cuerpo. Esto hace que también sea la más propensa a sufrir agresiones de agentes externos, motivo por el que tenemos que poner especial esfuerzo en su cuidado. Es muy importante usar protector solar facial cada día, ya que la piel del rostro está casi continuamente expuesta al sol y a los rayos UV de forma directa. Además, el grosor de la piel en esta zona del cuerpo es más fino, lo que contribuye a hacerla más frágil y vulnerable a la radiación solar.

¿Qué es la radiación solar?
La radiación solar es el conjunto de radiaciones que emite el sol, entre las que se encuentran los rayos ultravioleta (UV) y los infrarrojos:

Radiaciones UV: nuestra piel hace frente a dos tipos de radiación:
UVA: presentan una longitud de onda de entre 320 y 400 nm y penetran en las capas más profundas de la piel. Desencadenan los procesos de alergias y reacciones solares y, a largo plazo, de fotoenvejecimiento.
UVB: su longitud de onda está entre 290 y 320 nm y son las responsables del desarrollo del enrojecimiento y quemaduras de la piel, también conocidas como eritema solar.
Las radiaciones infrarrojas: estas pueden potenciar los efectos negativos de las radiaciones UVB y UVA sobre nuestra piel. Su longitud de onda está por encima de los 760 nm.
¿Qué consecuencias tiene el exceso de sol en la piel?
Cuando nos exponemos al sol de forma controlada, durante periodos cortos cuando la radiación no es muy alta, el sol tiene efectos beneficiosos como:

Estimula la síntesis de vitamina D: es necesaria para fijar el calcio a los huesos, por lo que previene el raquitismo y la osteoporosis
Estimula la producción de melanina: es el pigmento que nos proporciona el aspecto bronceado de la piel y ayuda a protegerla de la radiación UV
Produce vasodilatación: por lo que reduce la tensión arterial
Favorece la circulación sanguínea periférica
Mejora los síntomas de algunas enfermedades de la piel, como la psoriasis, el acné o el vitíligo, entre otros.
Estado de ánimo: la luz del sol mejora el estado de ánimo
Aunque estos efectos son positivos, cuando la exposición al sol es excesiva, las consecuencias pasan a ser negativas. Como hemos visto, los rayos UV pueden ser A o B (UVA y UVB), y es necesario protegernos de ambos tipos, ya que mientras que los primeros están implicados en el envejecimiento de la piel, los segundos son responsables de las quemaduras provocadas por el sol.

De acuerdo con un estudio de la AECC (Asociación Española contra el Cáncer), los casos de melanoma, el cáncer de piel más agresivo, aumentan un 10% cada año, por eso recomiendan el fomento de los hábitos de protección frente al sol y hacen un llamamiento a la importancia de tomar conciencia de las consecuencias que el sol excesivo puede tener en nuestra salud. Y es que, muchas personas todavía siguen exponiéndose al sol de forma poco recomendable. Por ejemplo, de acuerdo con el estudio, el 42% de las personas toman el sol en la playa entre las 12 y las 16 horas, el tramo en el que las radiaciones son más peligrosas.

Además, inciden en la importancia de proteger del sol a los más pequeños, y educarles acerca del riesgo que este puede llegar a suponer, pues la mayoría de los casos de cáncer de piel son consecuencia de malos hábitos de exposición al sol en la infancia y la juventud.

¿Qué Son los Protectores Solares?
Hoy en día podemos encontrar distintos tipos de productos que nos protegen del sol, que se clasifican en función del tipo de protección. En este sentido podemos encontrar desde cremas hasta vestimenta con protección frente a la radiación solar.

Los protectores solares dermatológicos son productos, normalmente en formato de crema o de spray, que se aplican en la piel para evitar que las radiaciones UV la dañen. Dentro de los protectores solares dermatológicos, hay filtros inorgánicos que reflejan la luz, impidiendo que los rayos penetren (requieren de reaplicaciones frecuentes y dan un aspecto de máscara) o filtros orgánicos que funcionan absorbiendo la radiación ultravioleta, de forma que captan la energía y la transforman para que sea inocua para la piel (son los más utilizados).

Como decimos, las radicaciones son responsables de las quemaduras (UVB), el fotoenvejecimiento (UVA) y aumentan el riesgo de cáncer de piel. Los protectores solares faciales y corporales se clasifican en función del tipo de radiación UV del que protegen, así como de su FPS (factor de protección solar).

FUENTE VERITAS

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